Capítulo 6
Sangre
*Ryeowook*
-Vamos, Vamos… tienes que saber algo mas aparte de cantar y
componer… tienes que aprender un poco de geografía…
-Pero Hae, no me gusta le geografía, que te parece que mejor
escribimos una canción…
-ni con tus canciones me convences a mi
-déjalo, Hae… que componga si quiere hacerlo, por eso está
aquí, además de ser mi lindo dongsaen
En esa época, yo tenía cerca de 17 años, y todos me decían
que era un genio musical. No tenía dinero, y cuando me amiste con Heechul, no sabía
lo que le pasaría a mi vida.
Nos conocimos en la tienda de instrumentos en la que yo
trabajaba. Como no había michos cliente, solía tocar allí, dependía de mi
humor, tomaba un violín o un cello si estaba triste, o una corneta o un
clarinete si estaba contento, pero al pasar el tiempo me di cuenta que con
cualquier instrumento podía expresar lo que sentía… un día, que estaba
practicando viola, sin ningún cliente aparentemente, desde atrás escuche unos
aplausos
-que maravilloso interprete eres, ¿de quién es la canción?
-la escribí yo…
Ese ser que estaba aplaudiéndome me cohibió un poco. Era más
alto que yo, tenía el cabello castaño rojizo, más bien muy rojizo. Tenía las
facciones finas y una mirada amable.
-entonces eres también un magnifico compositor.
-gracias.
-Me llamo Kim Heechul
-mucho gusto, Kim Heechul. Yo soy Kim Ryeowook
Desde ese día, pasaba todas las tardes a oírme tocar, o
verme componer, en los días más ajetreados, a ver como atendía a los clientes.
-aigoo… eres como un niñito… ¿y si te adopto?
-hazlo – le conteste en broma, nunca habíamos hablado de su
familia o la mía. Lo que sabía de él era realmente muy poco: que le gustaba la
música y que había vivido un tiempo en Europa.
-le diré al conde que lo hagamos… ¿no se molestara tu mama?
-no, no vivo con mis padres, rento un cuarto para mí. Me
desconocieron cuando les dije que estudiaría música, así que ahora trabajo y
estudio por mi cuenta.
-aigoo… y cuando pensabas decírmelo, Wooki? – habíamos
tomado confianza mutuamente durante esos pocos meses.
-no lo sé, no había surgido la oportunidad.
-Aigoo… pues no se diga mas, ahora estas bajo mi cuidado. Y
te daremos todo lo que necesites. Toma los instrumentos que más te gusten y
manda llevarlos a la casa de las afueras de la ciudad… allí te estarán
esperando. Yo me arreglo con el dueño de aquí, y con el maestro de música.
Nunca habría podido creer mi suerte si me hubieran dicho que
viviría en esa casa tan hermosa, con los instrumentos que yo quisiera, con el
mejor amigo que había tenido hasta entonces.
Cuando llegue a esa casa, me abrió la puerta un mayordomo
¿mayordomos en Seúl? Bueno, ellos tenían costumbres europeas, así que decidí no
preguntar.
En la sala estaba el nombrado conde. Y Heechul abrazándolo.
Mi mente aun no había procesado, después de todos esos meses
de platicar, el porqué Heechul hablaba con tanta confianza del conde, pero
allí, en ese instante las piezas encajaron. Era cierto lo que murmuraban por el
pueblo.
Heechul salía con el conde.
A su lado había dos chicos más. De cabellos castaños claros,
el más alto tenia facha de estudioso, y el otro, casi rubio, era un desastre
rosa.
Al fin Heechul hablo.
-ellos son Sungmin y Donghae. Minie es pastelero, Hae es
geógrafo-cartógrafo. Hae, Minie, el es Ryeowook, Wookie… es músico, compositor.
Sungmin se me acerco rápidamente.
-no te acerques mucho a Hae, tiene la manía de querer que
aprenda geografía, pero no es malo.
-no le digas mentiras, Min. Deja a esa cosa rosa, no le
hagas caso. Pero la geografía te serviría un poco.
Desde ese día viví de forma cómoda, holgada, comparada a la
vida que tenía antes, era el paraíso. Heechul era muy afectuoso con todos. Al
conde lo veía muy pocas veces, por trabajo o por demás, no estaba en casa
durante largas temporadas.
Quizá por eso Heechul coleccionaba amigos.
Me di cuenta de ello un día, mientras platicaba con Sungmin.
-nos conocimos en una pastelería hace como dos años. Luego
me mude aquí, y desde entonces he estado pelando con Hae, y haciendo pasteles
como me gusta.
Y luego con Hae
-me acababan de despedir del colegio donde daba clase de
geografía, no te rías Ryeowookie… entonces nos conocimos en un bar. Cuando
estuvimos tomados le conté lo que pasaba: mis deudas, que no tenía una casa,
que no tenia familia, y me acepto aquí… pasaron unos meses de tranquilidad, el
y yo solíamos jugar ajedrez juntos, cuando no estaba con el conde, luego llego
Sungmin.
Así que yo era el tercero. Y luego de unos pocos meses llego
el cuarto.
-les presento a Park Jungsoo. Leeteuk según Youngwoon.
¿Quién era ese Youngwoon?
Poco a poco comenzamos a hablar. Jungsoo era hyung de
Heechul-hyung. Y hacia poco que había escapado de su casa. Lo habían tenido
encerrado cerca de dos meses cuando descubrieron que salía con un chico, que
era comerciante. Y hace una semana había huido y se había ido a refugiar a casa
de su amigo desde la infancia. Youngwoon se había ido a Nueva España un día
antes que lo encerraran, así que no lo sabía. Y no había podido mandarle ni una
carta ni nada.
Cerca de un mes después, conocimos al tan mencionado Youngwoon.
Era alto, musculoso, y muy bromista. Se la pasaba el día entero haciéndole la
vida de cuadritos a su novio-hyung. Pero
siempre terminaban contentos.
La vida si que tenía una gran sorpresa para todos nosotros.
**
Habían pasado cerca de tres años desde que Ryeowook se
mudara a la mansión a las afueras de Seúl. Y casi cinco desde que lo hiciera
Donghae.
La mañana comenzó como de costumbre. Wook y Min habían
accedido a tomar una hora de geografía con Donghae diario. Para que dejara de
molestarlos. Teuki no tenía ese problema. Al ser mayor, tenía el permiso de
negarse.
Al terminar la agotadora clase, ambos chicos se dirigieron a
la cocina. A Wookie le encantaba ver como cocinaba Sungmin, le parecía maravillosa
la forma en que mezclaba y unía ingredientes, y no solo para hacer pasteles,
sino para elaborar toda clase de alimentos, que ni tardo ni perezoso, accedía a
probar cuando lo pedía.
Así transcurrían las mañanas, generalmente. Además la noche
anterior había llegado Youngwoon desde una parte de África, y había pasado la
noche en el cuarto de Teuki, como siempre que llegaba.
-¿alguien sabe dónde está Heechul? Necesito verlo – el conde
se había dignado pasearse por la cocina. Nunca lo hacía.
-no, sir. No lo he visto desde anoche. – la contestación de Sungmin
le fue dada sin demoras.
-gracias
**
Donghae camino hasta la cocina, como las clases eran antes
del desayuno, decidió que podía esperar junto a ellos.
-Donghae, ¿qué quieres de desayuno? Hoy voy a preparar lo
que quieras…
-gracias Sungmin, pero haz lo que gustes, de todas formas lo
que cocinas me gusta.
Aunque a veces Donghae era muy irritante, no había ocasión
en que no se portara de forma correcta, y cuando era agradable, era casi como
un príncipe.
-vamos, Donghae. Si Min te dijo que te prepararía algo, es
porque tiene ganas. A mí no me ha dicho que me iba a preparar
-porque a ti te tengo una sorpresa mi pequeño Wookie…
-entonces ¿le vas a decir o no?
-que prepare lo que quiera…
-cuando la gente intenta ser amble contigo los rechazas Hae,
deja de niñerías, y responde…. ¡Es una simple pregunta…! ¡Solo dile quiero
huevos fritos o pan francés…! ¡No es difícil…! ¡Todos ya le dijeron que querían…!
-¡no le voy a decir solo porque tu me lo pidas, no tengo
nada en mente, y si lo que me va a cocinar es un problema para ti, entonces que
no prepare nada!
Los dos poco a poco habían comenzado a aumentar el tono de
voz… dejando a Sungmin en medio de la batalla. Era frecuente que ese par se
peleara por insignificancias, así como ese día, había muchos.
Donghae se fue de la cocina, y Ryeo salió hacia su cuarto.
Sungmin se quedo en la cocina.
-que paso, oí gritos hasta allá arriba – Heechul tenía la
respiración un poco jadeante por haber corrido hasta allí.
-Hae y Wookie volvieron a pelear. Ah! Y Teuki dijo que se
siente un poco enfermo. Pero que Youngwoon lo va a cuidar. Creo que es una
excusa. – Sungmin, las primeras ocasiones que los había visto pelear de esa
forma, había llorado. Pero después de unos meses se acostumbro tanto, que no le
preocupaban. Al final terminaban como en un principio.
-voy a buscarlos… - Heechul siempre se preocupaba por sus
amigos.
Heechul se adentro en esa gran mansión, que habían
construido solo para él. Camino un poco, y desde dentro del despacho del conde,
le hablaron.
-Heechul, ¿Dónde estás? Tengo que hablar contigo. – sabia
cuando el conde le hablaba con apuración o cuando solo quería hablarle de cosas
sin sentido. Esta era una de aquellas ocasiones, así que decidió seguir de
largo.
-vamos, amor. No me hagas acompañarte, Teuki no se siente
bien, y además Hae y Wookie se volvieron a pelear… - su respuesta le pareció
correcta, después de todo, el conde sabia que tenia un gran aprecio por sus
amigos, y que haría cualquier cosa por ellos.
-tendrás que acompañarme… - Heechul ni siquiera se dio
cuenta de donde provenía la voz esta vez. Ni siquiera si era del conde o no, se
oía tan fría, tan malvada, sin sentimientos ni emociones. Además, se oía más y más
lejos.
Sintió que su cuerpo era apresado por la espalda, le taparon
los ojos con una mano, y no vio más. Pero su cuerpo aun sentía. El roce de unos
labios tras su nuca, la fuerza contra sus muñecas para que no se defendiera, la
rodilla en su espalda y la pared contra su pecho, para que no se moviera. Más
tarde la punta de un cuchillo mientras le iba desgarrando, hasta abrirse paso a
través de su espalda y su pecho. Sintió calidez, luego mucho frio.
-…para siempre – le quitaron la mano de los ojos, pero ya no
veía nada. Lo único claro eran sombras, sintió el suelo contra su cuerpo, las
piernas no le respondían, tampoco la garganta. Jadeaba en busca de aire. Pero
no lo conseguía. Poco a poco todo se iba haciendo más y más oscuro, hasta el
punto en que dejo de sentir, solo su mente seguía funcionando, a medias. Y lo
único que no salía de su cerebro eran insistentes preguntas…
¿Porque lo hizo? ¿Falte en alguna cosa? ¿Qué le va a pasar a
mis amigos? ¿Por qué? ¿Por qué? ¿Por qué? ¿Por qué?...
Entonces dejo hasta de pensar, y se durmió… y nunca despertó.
**
Donghae estaba furioso, se encerró en su cuarto,
despotricando y maldiciendo a la gente. Un sonido le hizo volver en si
Toc, toc, toc
-¿Quién es? - tenía
claro que si era el molesto de Ryeo no le abriría, tampoco a Min, aunque tendrá
que pensarlo si era Chul o Teuk.
-tu hospedero, vamos Hae. Quiero saber que paso.
¿El conde mismo había venido a ver qué había pasado? ¿Entonces
toda la casa se había enterado?
Abrió la puerta, y lo que encontró fue algo muy diferente a
lo que esperaba. Las pocas veces que había visto al conde, iba perfectamente
arreglado, pero en esta ocasión varias cosas le llamaron la atención.
Tenía el cabello desordenado, la mirada un tanto desubicada,
la ropa fuera de lugar… pero lo más preocupante era el cuchillo en su mano
derecha, y la sangre salpicada por todo su cuerpo…
Hae intento cerrar la puerta, pero el conde fue más rápido. Le tiro una cuchillada a la
garganta…
En un instante no podía respirar, y en esos pocos segundos
que le quedaron, alcanzo a escuchar su voz. Quizá por segunda vez en toda su
vida…
-faltan cuatro…
Y lo dejo allí tendido. Chorreando sangre en su habitación.
**
-Aigoo… se quemo el pan… - Sungmin hacia pucheros al lado de
la estufa. Se le había ya hecho raro que Hae no bajara por algo para comer,
pues ya eran cerca de la una de la tarde, y Hae no era de los que esperaran
tanto tiempo por comida.
Decidió que tenía que ir a verlo, pues estaría realmente
enojado como para no bajar. Subió las escaleras… pero no las principales, sino
las de servicio… aquellas escaleras en espiral que le daban mareo, aun así le
encantaban.
-no deberías usar la escalera de servicio… - desde la sombra
oyó la voz de aquel conde extraño que le había abierto las puertas de su casa.
Aun así no lo veía…
-¿por qué no? Me gustan…
-es poco seguro… que tal que un lunático intentara matarte…
-corro en dirección contraria… - no sabía porque pero la voz
del conde era extraña. Y le estaba dando pánico.
-pues ahora no puedes hacerlo…
Vio como una cerilla caía desde más alto de donde
estaba, y al tocar el suelo, una
llamarada se extendió… llegando pocos escalones antes de donde él estaba.
Con la media luz de las llamas, distinguió la figura alta y
delgada del conde. Se acercaba a él, y como había dicho, no había forma de
escapar.
-elige, Sungmin: las llamas o mis manos… - y levanto algo
parecido a una espada, más delgada… quizá era de esgrima. Lo fue aprisionando
contra el fuego… Sungmin sabía que las espadas de esgrima no hacían nada. Sin
embargo, cuando él le tiro una estocada. La sangre de su pecho fue derramada,
su equilibrio perdido… y rodo escaleras abajo…
Para cuando llego a las llamas, ya no era consciente de
nada…
**
Ryeowook se encontraba completamente metido en la
interpretación de una pieza, una tan complicada, que aun no lograba
perfeccionar. Además, después tenía que afinar un poco.
La casa estaba demasiado callada cuando termino. Ni siquiera
se oían pájaros o insectos.
Pensó en lo mucho que había enojado a Hae. Después de todo
el que no le dijera a Min que quería comer era porque no quería que trabajara
de mas por él. Tal vez debería disculparse.
Afortunadamente, su cuarto y el de Hae estaban a un piso de
distancia. Subió por las escaleras y toco la puerta.
-Hae, soy Wook, tengo que disculparme contigo…
La puerta no se abría, ni siquiera un sonido salía de aquel
cuarto, que de por si era silencioso.
-Hae, no seas malo… si no me abres, voy a entrar.
Aun seguía sin respuesta de atrás de esa puerta de caoba.
-Hae, voy a entrar… uno… dos… tres
Abrió la puerta.
Lo que encontró fue lo más aterrador que había visto en toda
su vida.
Tendido en el suelo, en un charco de sangre, estaba uno de
sus mejores amigos en la vida. Era cierto que tenían diferencias, pero verlo
allí tendido, con la mirada vacía… Con el rostro manchado…. Con una mueca de
dolor…
Corrió hacia el cuerpo de Hae…
-¡Hae! ¡Hae! ¡¿Que paso?! – pero todo lo que obtuvo fue
silencio.
No lo pensó dos veces… si alguien había matado a Hae, en la
mansión, debía avisarle a alguien… a Teuki, a Chul… o al Conde.
Corrió desesperadamente hasta el despacho del conde… bajo un
tramo de escaleras, y corrió por un largo pasillo, había una esquina antes de
llegar a la oficina del noble… cuando la doblo, una escena aun mas desgarradora
inundo sus ojos… su mentor, su mejor amigo, el chico que le había abierto las
puertas de su casa… estaba desgarrado, con la sangre por todos lados, manchando
su piel increíblemente blanca.
Pero a diferencia de Hae, quien tenía una mueca de
desesperación, la de Heechul era de miedo, pero no el tipo de miedo a la
muerte, pues muchas veces había hablado con él, y en esas ocasione le había
dicho que no le temía a morir. Su miedo era una mezcla de tristeza y coraje…
Ryeo suponía bien el porqué…
Si él no estaba en casa, y había alguien por allí matando
gente, temía por ellos. Lo que le preocupaba no era su propia seguridad, eso lo
había dejado en claro muchas veces, sino la de sus amigos.
Y ahora Hae estaba muerto.
Ryeowook seguía de pie, contemplando tan horrorosa escena. Y
se dio cuenta de algo. Si ni Heechul se pudo defender, justo enfrente del
despacho de su protector… como lo iban a hacer ellos, simples huéspedes en esa
gran casa.
Tenía que avisarle a alguien… tenía que hacerlo ya…
Corrió por los pasillos desiertos. Y en mitad del camino,
encontró al protector de toda la casa. El Conde. Tenía una soga en las manos.
-Callaremos esa linda voz Wookie… no temas… no tardare
mucho…
Tenía una expresión desencajada. Parecía que se hubiera
vuelto loco. Y cuando vio la ropa ensangrentada, supo que lo estaba. El había
matado Hae, e incluso se había atrevido a arrebatarle la vida al que decía era
el gran amor de su vida.
Corrió en dirección contraria. Corrió y corrió hasta que ya
no pudo más. Al parecer había dejado atrás al conde hacia suficiente rato como
para detenerse a tomas aire. Debía pensar… pensar rápido. Lo más lógico era
salir de allí, pero tenía que buscar a Min y a Teuk, además que Youngwoon
estaba en la casa.
En un segundo sintió algo alrededor de su cuello. Comenzó
una presión a impedirle el paso de aire a sus pulmones.
Cayó de rodillas con la soga sobre su cuello. Intento
quitársela. Intento deshacerse de ella, cortarla incluso con las uñas… pero el
conde era muy fuerte… y aunque hubieran pasado ya años desde que fue recibido
en esa casa… aun era un niño.
**
Youngwoon se despertó con su novio tomado de la cintura, y
sus piernas enredadas bajo esas sabanas blancas.
-Young, me duele la cabeza… quédate a cuidarme.
-para siempre – tomo su ropa y se fue a dar un baño, después
de todo, luego tendría que cuidar a Teuki.
-salió de allí y dejo una tina llena de agua limpia para Jungsoo.
Cuando llego a su cuarto de nuevo, no había nadie. Le había dicho que le dolía
la cabeza, tal vez había ido por algo
para tomar y le calmara. Decidió ir a buscarlo.
Se asomo a las escaleras, y a los pasillos que había por
allí cerca. Se empezaba a preocupar. Lo conocía lo suficiente para saber que
era un quejoso. Una persona que no soportaba nada.
Bajo por algunos escalones más y lo encontró.
-cuidado Youngwoon…- y en ese momento fue consciente de lo que
pasaba.
Su ángel, ese ángel que era su vida tenía un objeto
atravesado en el pecho. Estaba hecho un mar de lágrimas y su respiración era
difícil, pesada. Estaba sentado hecho un ovillo al fondo de un cuarto que casi
nadie usaba. Se arrodillo junto a él.
-¿Qué paso? ¿Quién te hizo eso? Vamos, te sacare de aquí aun
es tiempo de llegar al hospital – su voz se quebraba al imaginar, al solo
pensar cómo será su vida sin ese ángel.
El solo repetía lo que acababa de decir
-cuidado… - entonces Youngwoon lo sintió. Un piquete en su
cuello. Llevo su mano hasta ese lugar y quito un dardo. Se empezó a marear.
-eso te va a matar en unos veinte minutos, Youngwoon.
-conde, ¿qué hace?
-les doy una vida mucho más larga, y le propongo a Heechul
que esté a mi lado para toda la eternidad.
Aun estaba mareado.
-además, a nuestra vida eterna son invitados ustedes. Min,
Hae y Wook ya se unieron a mi princesa. Luego los traeré para que se queden en
mi casa para siempre. Aunque tú no me
caíste muy bien que digamos. Sería cuestión de que me convencieras en estos
minutos que te quedan…
-nunca, lo buscare conde… lo juro… no dejare que esto acabe así
-y que puedes hacer tu… nada.
-puedo golpearlo, y evitar lo que vaya a hacer
Y ante la mirada atónita de Leeteuk, se abalanzo sobre el
conde. Comenzó a golpearlo de forma insistente. Ya no sabía si sus golpes eran
acertados o no. Lo que tenía claro es que no dejaría que ese noble condenara a
su ángel a penar. Cuando sintió que su
cuerpo no daba más, se arrastro como pudo junto a Teuki, quien estaba tendido
ya en el suelo, son los ojos a medio cerrar y la sangre escurriendo.
Sus ojos se llenaron de lagrimas al ver a su ángel morir así,
peor no dejaría que el ángel muriera solo. Antes prefería verlo irse de forma pacífica,
a su lado.
-Te encontrare, amor. Lo hare aunque tenga que vagar por el
mundo entero para hacerlo.
Estaba convencido que ellos eran eternos. Tomo la cabeza de
Leeteuk entre sus manos y la acomodo sobre sus piernas. Luego dejo de escuchar
los suaves jadeos de su novio. El veneno comenzaba a dejarlo cada vez más
débil. El conde estaba inconsciente en el suelo. A estas alturas, su mente ya
no procesaba si estaba vivo o no. Derramo las últimas lágrimas sobre las
mejillas de Teuki. Y se hundió en espirales negras.
**
Y pensar que esa mañana, todo había comenzado como un sueño…
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