sábado, 1 de junio de 2013

Ghost 06

Capítulo 6
Sangre



*Ryeowook*
-Vamos, Vamos… tienes que saber algo mas aparte de cantar y componer… tienes que aprender un poco de geografía…

-Pero Hae, no me gusta le geografía, que te parece que mejor escribimos una canción…

-ni con tus canciones me convences a mi

-déjalo, Hae… que componga si quiere hacerlo, por eso está aquí, además de ser mi lindo dongsaen

En esa época, yo tenía cerca de 17 años, y todos me decían que era un genio musical. No tenía dinero, y cuando me amiste con Heechul, no sabía lo que le pasaría a mi vida.

Nos conocimos en la tienda de instrumentos en la que yo trabajaba. Como no había michos cliente, solía tocar allí, dependía de mi humor, tomaba un violín o un cello si estaba triste, o una corneta o un clarinete si estaba contento, pero al pasar el tiempo me di cuenta que con cualquier instrumento podía expresar lo que sentía… un día, que estaba practicando viola, sin ningún cliente aparentemente, desde atrás escuche unos aplausos

-que maravilloso interprete eres, ¿de quién es la canción?

-la escribí yo…

Ese ser que estaba aplaudiéndome me cohibió un poco. Era más alto que yo, tenía el cabello castaño rojizo, más bien muy rojizo. Tenía las facciones finas y una mirada amable.

-entonces eres también un magnifico compositor.

-gracias.

-Me llamo Kim Heechul

-mucho gusto, Kim Heechul. Yo soy Kim Ryeowook


Desde ese día, pasaba todas las tardes a oírme tocar, o verme componer, en los días más ajetreados, a ver como atendía a los clientes.

-aigoo… eres como un niñito… ¿y si te adopto?

-hazlo – le conteste en broma, nunca habíamos hablado de su familia o la mía. Lo que sabía de él era realmente muy poco: que le gustaba la música y que había vivido un tiempo en Europa.

-le diré al conde que lo hagamos… ¿no se molestara tu mama?

-no, no vivo con mis padres, rento un cuarto para mí. Me desconocieron cuando les dije que estudiaría música, así que ahora trabajo y estudio por mi cuenta.

-aigoo… y cuando pensabas decírmelo, Wooki? – habíamos tomado confianza mutuamente durante esos pocos meses.

-no lo sé, no había surgido la oportunidad.

-Aigoo… pues no se diga mas, ahora estas bajo mi cuidado. Y te daremos todo lo que necesites. Toma los instrumentos que más te gusten y manda llevarlos a la casa de las afueras de la ciudad… allí te estarán esperando. Yo me arreglo con el dueño de aquí, y con el maestro de música.

Nunca habría podido creer mi suerte si me hubieran dicho que viviría en esa casa tan hermosa, con los instrumentos que yo quisiera, con el mejor amigo que había tenido hasta entonces.

Cuando llegue a esa casa, me abrió la puerta un mayordomo ¿mayordomos en Seúl? Bueno, ellos tenían costumbres europeas, así que decidí no preguntar.

En la sala estaba el nombrado conde. Y Heechul abrazándolo.

Mi mente aun no había procesado, después de todos esos meses de platicar, el porqué Heechul hablaba con tanta confianza del conde, pero allí, en ese instante las piezas encajaron. Era cierto lo que murmuraban por el pueblo.

Heechul salía con el conde.

A su lado había dos chicos más. De cabellos castaños claros, el más alto tenia facha de estudioso, y el otro, casi rubio, era un desastre rosa.

Al fin Heechul hablo.

-ellos son Sungmin y Donghae. Minie es pastelero, Hae es geógrafo-cartógrafo. Hae, Minie, el es Ryeowook, Wookie… es músico, compositor.

Sungmin se me acerco rápidamente.

-no te acerques mucho a Hae, tiene la manía de querer que aprenda geografía, pero no es malo.

-no le digas mentiras, Min. Deja a esa cosa rosa, no le hagas caso. Pero la geografía te serviría un poco.

Desde ese día viví de forma cómoda, holgada, comparada a la vida que tenía antes, era el paraíso. Heechul era muy afectuoso con todos. Al conde lo veía muy pocas veces, por trabajo o por demás, no estaba en casa durante largas temporadas.

Quizá por eso Heechul coleccionaba amigos.

Me di cuenta de ello un día, mientras platicaba con Sungmin.

-nos conocimos en una pastelería hace como dos años. Luego me mude aquí, y desde entonces he estado pelando con Hae, y haciendo pasteles como me gusta.

Y luego con Hae

-me acababan de despedir del colegio donde daba clase de geografía, no te rías Ryeowookie… entonces nos conocimos en un bar. Cuando estuvimos tomados le conté lo que pasaba: mis deudas, que no tenía una casa, que no tenia familia, y me acepto aquí… pasaron unos meses de tranquilidad, el y yo solíamos jugar ajedrez juntos, cuando no estaba con el conde, luego llego Sungmin.

Así que yo era el tercero. Y luego de unos pocos meses llego el cuarto.

-les presento a Park Jungsoo. Leeteuk según Youngwoon.

¿Quién era ese Youngwoon?
Poco a poco comenzamos a hablar. Jungsoo era hyung de Heechul-hyung. Y hacia poco que había escapado de su casa. Lo habían tenido encerrado cerca de dos meses cuando descubrieron que salía con un chico, que era comerciante. Y hace una semana había huido y se había ido a refugiar a casa de su amigo desde la infancia. Youngwoon se había ido a Nueva España un día antes que lo encerraran, así que no lo sabía. Y no había podido mandarle ni una carta ni nada.

Cerca de un mes después, conocimos al tan mencionado Youngwoon. Era alto, musculoso, y muy bromista. Se la pasaba el día entero haciéndole la vida de cuadritos a su novio-hyung.  Pero siempre terminaban contentos.

La vida si que tenía una gran sorpresa para todos nosotros.



**
Habían pasado cerca de tres años desde que Ryeowook se mudara a la mansión a las afueras de Seúl. Y casi cinco desde que lo hiciera Donghae.

La mañana comenzó como de costumbre. Wook y Min habían accedido a tomar una hora de geografía con Donghae diario. Para que dejara de molestarlos. Teuki no tenía ese problema. Al ser mayor, tenía el permiso de negarse.

Al terminar la agotadora clase, ambos chicos se dirigieron a la cocina. A Wookie le encantaba ver como cocinaba Sungmin, le parecía maravillosa la forma en que mezclaba y unía ingredientes, y no solo para hacer pasteles, sino para elaborar toda clase de alimentos, que ni tardo ni perezoso, accedía a probar cuando lo pedía.

Así transcurrían las mañanas, generalmente. Además la noche anterior había llegado Youngwoon desde una parte de África, y había pasado la noche en el cuarto de Teuki, como siempre que llegaba.

-¿alguien sabe dónde está Heechul? Necesito verlo – el conde se había dignado pasearse por la cocina. Nunca lo hacía.

-no, sir. No lo he visto desde anoche. – la contestación de Sungmin le fue dada sin demoras.

-gracias



**
Donghae camino hasta la cocina, como las clases eran antes del desayuno, decidió que podía esperar junto a ellos.

-Donghae, ¿qué quieres de desayuno? Hoy voy a preparar lo que quieras…

-gracias Sungmin, pero haz lo que gustes, de todas formas lo que cocinas me gusta.

Aunque a veces Donghae era muy irritante, no había ocasión en que no se portara de forma correcta, y cuando era agradable, era casi como un príncipe.

-vamos, Donghae. Si Min te dijo que te prepararía algo, es porque tiene ganas. A mí no me ha dicho que me iba a preparar

-porque a ti te tengo una sorpresa mi pequeño Wookie…

-entonces ¿le vas a decir o no?

-que prepare lo que quiera…

-cuando la gente intenta ser amble contigo los rechazas Hae, deja de niñerías, y responde…. ¡Es una simple pregunta…! ¡Solo dile quiero huevos fritos o pan francés…! ¡No es difícil…! ¡Todos ya le dijeron que querían…!

-¡no le voy a decir solo porque tu me lo pidas, no tengo nada en mente, y si lo que me va a cocinar es un problema para ti, entonces que no prepare nada!

Los dos poco a poco habían comenzado a aumentar el tono de voz… dejando a Sungmin en medio de la batalla. Era frecuente que ese par se peleara por insignificancias, así como ese día, había muchos.

Donghae se fue de la cocina, y Ryeo salió hacia su cuarto. Sungmin se quedo en la cocina.

-que paso, oí gritos hasta allá arriba – Heechul tenía la respiración un poco jadeante por haber corrido hasta allí.

-Hae y Wookie volvieron a pelear. Ah! Y Teuki dijo que se siente un poco enfermo. Pero que Youngwoon lo va a cuidar. Creo que es una excusa. – Sungmin, las primeras ocasiones que los había visto pelear de esa forma, había llorado. Pero después de unos meses se acostumbro tanto, que no le preocupaban. Al final terminaban como en un principio.

-voy a buscarlos… - Heechul siempre se preocupaba por sus amigos.


Heechul se adentro en esa gran mansión, que habían construido solo para él. Camino un poco, y desde dentro del despacho del conde, le hablaron.

-Heechul, ¿Dónde estás? Tengo que hablar contigo. – sabia cuando el conde le hablaba con apuración o cuando solo quería hablarle de cosas sin sentido. Esta era una de aquellas ocasiones, así que decidió seguir de largo.

-vamos, amor. No me hagas acompañarte, Teuki no se siente bien, y además Hae y Wookie se volvieron a pelear… - su respuesta le pareció correcta, después de todo, el conde sabia que tenia un gran aprecio por sus amigos, y que haría cualquier cosa por ellos.

-tendrás que acompañarme… - Heechul ni siquiera se dio cuenta de donde provenía la voz esta vez. Ni siquiera si era del conde o no, se oía tan fría, tan malvada, sin sentimientos ni emociones. Además, se oía más y más lejos.

Sintió que su cuerpo era apresado por la espalda, le taparon los ojos con una mano, y no vio más. Pero su cuerpo aun sentía. El roce de unos labios tras su nuca, la fuerza contra sus muñecas para que no se defendiera, la rodilla en su espalda y la pared contra su pecho, para que no se moviera. Más tarde la punta de un cuchillo mientras le iba desgarrando, hasta abrirse paso a través de su espalda y su pecho. Sintió calidez, luego mucho frio.

-…para siempre – le quitaron la mano de los ojos, pero ya no veía nada. Lo único claro eran sombras, sintió el suelo contra su cuerpo, las piernas no le respondían, tampoco la garganta. Jadeaba en busca de aire. Pero no lo conseguía. Poco a poco todo se iba haciendo más y más oscuro, hasta el punto en que dejo de sentir, solo su mente seguía funcionando, a medias. Y lo único que no salía de su cerebro eran insistentes preguntas…

¿Porque lo hizo? ¿Falte en alguna cosa? ¿Qué le va a pasar a mis amigos? ¿Por qué? ¿Por qué? ¿Por qué? ¿Por qué?...

Entonces dejo hasta de pensar, y se durmió… y nunca despertó.


**
Donghae estaba furioso, se encerró en su cuarto, despotricando y maldiciendo a la gente. Un sonido le hizo volver en si

Toc, toc, toc

-¿Quién es?  - tenía claro que si era el molesto de Ryeo no le abriría, tampoco a Min, aunque tendrá que pensarlo si era Chul o Teuk.

-tu hospedero, vamos Hae. Quiero saber que paso.

¿El conde mismo había venido a ver qué había pasado? ¿Entonces toda la casa se había enterado?

Abrió la puerta, y lo que encontró fue algo muy diferente a lo que esperaba. Las pocas veces que había visto al conde, iba perfectamente arreglado, pero en esta ocasión varias cosas le llamaron la atención.

Tenía el cabello desordenado, la mirada un tanto desubicada, la ropa fuera de lugar… pero lo más preocupante era el cuchillo en su mano derecha, y la sangre salpicada por todo su cuerpo…

Hae intento cerrar la puerta, pero el conde  fue más rápido. Le tiro una cuchillada a la garganta…

En un instante no podía respirar, y en esos pocos segundos que le quedaron, alcanzo a escuchar su voz. Quizá por segunda vez en toda su vida…

-faltan cuatro…

Y lo dejo allí tendido. Chorreando sangre en su habitación.


**
-Aigoo… se quemo el pan… - Sungmin hacia pucheros al lado de la estufa. Se le había ya hecho raro que Hae no bajara por algo para comer, pues ya eran cerca de la una de la tarde, y Hae no era de los que esperaran tanto tiempo por comida.

Decidió que tenía que ir a verlo, pues estaría realmente enojado como para no bajar. Subió las escaleras… pero no las principales, sino las de servicio… aquellas escaleras en espiral que le daban mareo, aun así le encantaban.

-no deberías usar la escalera de servicio… - desde la sombra oyó la voz de aquel conde extraño que le había abierto las puertas de su casa. Aun así no lo veía…

-¿por qué no? Me gustan…

-es poco seguro… que tal que un lunático intentara matarte…

-corro en dirección contraria… - no sabía porque pero la voz del conde era extraña. Y le estaba dando pánico.

-pues ahora no puedes hacerlo…

Vio como una cerilla caía desde más alto de donde estaba,  y al tocar el suelo, una llamarada se extendió… llegando pocos escalones antes de donde él estaba.

Con la media luz de las llamas, distinguió la figura alta y delgada del conde. Se acercaba a él, y como había dicho, no había forma de escapar.

-elige, Sungmin: las llamas o mis manos… - y levanto algo parecido a una espada, más delgada… quizá era de esgrima. Lo fue aprisionando contra el fuego… Sungmin sabía que las espadas de esgrima no hacían nada. Sin embargo, cuando él le tiro una estocada. La sangre de su pecho fue derramada, su equilibrio perdido… y rodo escaleras abajo…

Para cuando llego a las llamas, ya no era consciente de nada…


**
Ryeowook se encontraba completamente metido en la interpretación de una pieza, una tan complicada, que aun no lograba perfeccionar. Además, después tenía que afinar un poco.

La casa estaba demasiado callada cuando termino. Ni siquiera se oían pájaros o insectos.

Pensó en lo mucho que había enojado a Hae. Después de todo el que no le dijera a Min que quería comer era porque no quería que trabajara de mas por él. Tal vez debería disculparse.

Afortunadamente, su cuarto y el de Hae estaban a un piso de distancia. Subió por las escaleras y toco la puerta.

-Hae, soy Wook, tengo que disculparme contigo…

La puerta no se abría, ni siquiera un sonido salía de aquel cuarto, que de por si era silencioso.

-Hae, no seas malo… si no me abres, voy a entrar.

Aun seguía sin respuesta de atrás de esa puerta de caoba.

-Hae, voy a entrar… uno… dos… tres

Abrió la puerta.

Lo que encontró fue lo más aterrador que había visto en toda su vida.

Tendido en el suelo, en un charco de sangre, estaba uno de sus mejores amigos en la vida. Era cierto que tenían diferencias, pero verlo allí tendido, con la mirada vacía… Con el rostro manchado…. Con una mueca de dolor…

Corrió hacia el cuerpo de Hae…

-¡Hae! ¡Hae! ¡¿Que paso?! – pero todo lo que obtuvo fue silencio.

No lo pensó dos veces… si alguien había matado a Hae, en la mansión, debía avisarle a alguien… a Teuki, a Chul… o al Conde.

Corrió desesperadamente hasta el despacho del conde… bajo un tramo de escaleras, y corrió por un largo pasillo, había una esquina antes de llegar a la oficina del noble… cuando la doblo, una escena aun mas desgarradora inundo sus ojos… su mentor, su mejor amigo, el chico que le había abierto las puertas de su casa… estaba desgarrado, con la sangre por todos lados, manchando su piel increíblemente blanca.

Pero a diferencia de Hae, quien tenía una mueca de desesperación, la de Heechul era de miedo, pero no el tipo de miedo a la muerte, pues muchas veces había hablado con él, y en esas ocasione le había dicho que no le temía a morir. Su miedo era una mezcla de tristeza y coraje… Ryeo suponía bien el porqué…

Si él no estaba en casa, y había alguien por allí matando gente, temía por ellos. Lo que le preocupaba no era su propia seguridad, eso lo había dejado en claro muchas veces, sino la de sus amigos.

Y ahora Hae estaba muerto.

Ryeowook seguía de pie, contemplando tan horrorosa escena. Y se dio cuenta de algo. Si ni Heechul se pudo defender, justo enfrente del despacho de su protector… como lo iban a hacer ellos, simples huéspedes en esa gran casa.

Tenía que avisarle a alguien… tenía que hacerlo ya…

Corrió por los pasillos desiertos. Y en mitad del camino, encontró al protector de toda la casa. El Conde. Tenía una soga en las manos.

-Callaremos esa linda voz Wookie… no temas… no tardare mucho…

Tenía una expresión desencajada. Parecía que se hubiera vuelto loco. Y cuando vio la ropa ensangrentada, supo que lo estaba. El había matado Hae, e incluso se había atrevido a arrebatarle la vida al que decía era el gran amor de su vida.

Corrió en dirección contraria. Corrió y corrió hasta que ya no pudo más. Al parecer había dejado atrás al conde hacia suficiente rato como para detenerse a tomas aire. Debía pensar… pensar rápido. Lo más lógico era salir de allí, pero tenía que buscar a Min y a Teuk, además que Youngwoon estaba en la casa.

En un segundo sintió algo alrededor de su cuello. Comenzó una presión a impedirle el paso de aire a sus pulmones.

Cayó de rodillas con la soga sobre su cuello. Intento quitársela. Intento deshacerse de ella, cortarla incluso con las uñas… pero el conde era muy fuerte… y aunque hubieran pasado ya años desde que fue recibido en esa casa… aun era un niño.

**
Youngwoon se despertó con su novio tomado de la cintura, y sus piernas enredadas bajo esas sabanas blancas.

-Young, me duele la cabeza… quédate a cuidarme.

-para siempre – tomo su ropa y se fue a dar un baño, después de todo, luego tendría que cuidar a Teuki.

-salió de allí y dejo una tina llena de agua limpia para Jungsoo. Cuando llego a su cuarto de nuevo, no había nadie. Le había dicho que le dolía la cabeza, tal vez  había ido por algo para tomar y le calmara. Decidió ir a buscarlo.

Se asomo a las escaleras, y a los pasillos que había por allí cerca. Se empezaba a preocupar. Lo conocía lo suficiente para saber que era un quejoso. Una persona que no soportaba nada.   

Bajo por algunos escalones más y lo encontró.

-cuidado Youngwoon…-  y en ese momento fue consciente de lo que pasaba.

Su ángel, ese ángel que era su vida tenía un objeto atravesado en el pecho. Estaba hecho un mar de lágrimas y su respiración era difícil, pesada. Estaba sentado hecho un ovillo al fondo de un cuarto que casi nadie usaba. Se arrodillo junto a él.

-¿Qué paso? ¿Quién te hizo eso? Vamos, te sacare de aquí aun es tiempo de llegar al hospital – su voz se quebraba al imaginar, al solo pensar cómo será su vida sin ese ángel.

El solo repetía lo que acababa de decir

-cuidado… - entonces Youngwoon lo sintió. Un piquete en su cuello. Llevo su mano hasta ese lugar y quito un dardo. Se empezó a marear.

-eso te va a matar en unos veinte minutos, Youngwoon.

-conde, ¿qué hace?

-les doy una vida mucho más larga, y le propongo a Heechul que esté a mi lado para toda la eternidad.

Aun estaba mareado.

-además, a nuestra vida eterna son invitados ustedes. Min, Hae y Wook ya se unieron a mi princesa. Luego los traeré para que se queden en mi casa para siempre.  Aunque tú no me caíste muy bien que digamos. Sería cuestión de que me convencieras en estos minutos que te quedan…

-nunca, lo buscare conde… lo juro… no dejare que esto acabe así

-y que puedes hacer tu… nada.

-puedo golpearlo, y evitar lo que vaya a hacer

Y ante la mirada atónita de Leeteuk, se abalanzo sobre el conde. Comenzó a golpearlo de forma insistente. Ya no sabía si sus golpes eran acertados o no. Lo que tenía claro es que no dejaría que ese noble condenara a su ángel a penar. Cuando sintió  que su cuerpo no daba más, se arrastro como pudo junto a Teuki, quien estaba tendido ya en el suelo, son los ojos a medio cerrar y la sangre escurriendo.

Sus ojos se llenaron de lagrimas al ver a su ángel morir así, peor no dejaría que el ángel muriera solo. Antes prefería verlo irse de forma pacífica, a su lado.

-Te encontrare, amor. Lo hare aunque tenga que vagar por el mundo entero para hacerlo.

Estaba convencido que ellos eran eternos. Tomo la cabeza de Leeteuk entre sus manos y la acomodo sobre sus piernas. Luego dejo de escuchar los suaves jadeos de su novio. El veneno comenzaba a dejarlo cada vez más débil. El conde estaba inconsciente en el suelo. A estas alturas, su mente ya no procesaba si estaba vivo o no. Derramo las últimas lágrimas sobre las mejillas de Teuki. Y se hundió en espirales negras.

**
Y pensar que esa mañana, todo había comenzado como un sueño…



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